¡Qué viva México! es nueva película de Luis Estrada que continúa con sus temáticas de cuestionamiento a la vida política y social de México, con la parodia y la exageración como principal virtud. Actúan Alfonso Herrera, Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Ana de la Reguera, entre otros. Disponible en Netflix.
El lugar común como virtud y defecto
Desde el título tiene la intención de acercarse al nacionalismo exacerbado de la sociedad mexicana. Muchos diálogos y escenas de la película son citas textuales de dichos populares y frases nacionalistas. Ellas configuran una historia que no le teme al lugar común, lo mira, lo enfrente y la altera. En el camino, es cierto, pierde sutileza y brillo, además que gana en redundancia.
Ahora concentrado en una familia como protagonista, desde el cotidiano sucede lo extraordinaria, y de alguna forma lo ejemplar en el sentido de la composición de una fábula sin moral. Luis Estrada es un narrador eficiente y que entiende bien el camino que deben seguir sus personajes. En el caso del protagonista, Pancho (Alfonso Herrera), su camino es un descenso a la desesperación y la locura. Su desarrollo se ve condicionado por sus expectativas de ascenso social y por la presencia de su extensa y precarizada familia. Esta dualidad, básica y funcional, grafica las diferencias de clases sociales, el acceso al poder, pero también las apariencias permanentes tanto de bondad como de suficiencia.

El poder como castigo
Las referencias a personajes de la vida política mexicana son contadas pero precisas en el cuestionamiento del permanente círculo vicioso de la corrupción, adornado con discursos y arengas vacías. Estrada es consciente que la situación política de su país no cambiará, asume los yerros del gobierno actual – pese a su intención “transformadora” – y las formas que tiene para amarrarse al poder. Como en sus películas anteriores – La Ley de Herodes, El Infierno y La Dictadura Perfecta -, el poder político existe gracias a dos factores: un poderoso que lo sustenta y un sometido que sufre.
En esta película, el poderoso es el empresariado, nervioso de perder su status ante las amenazas de un cambio en el modelo económico, pero incapaz de brindar las mínimas condiciones laborales para sus trabajadores. El sometido en este caso es el crisol del pueblo mexicano, con sus defectos exacerbados al máximo, principalmente la miseria, el oportunismo y la victimización. Esta coexistencia tiene mucho de humor en las contradicciones, pero un humor grotesco, grueso y hasta vulgar, hecho deliberadamente para incomodar y no dejar indiferente a nadie.
La representación y la reinterpretación
La presentación de la familia de Pancho dibuja otro vicio de la sociedad mexicana: la autocompasión. Desde la parodia se llega al grotesco y ridículo de la representación de la familia y de la sociedad mexicana, esa que muchas veces ha sido glorificada en los melodramas del cine clásico y en las telenovelas de este país.
Buena parte de la propuesta formal de la película se sostiene en la reinterpretación del imaginario audiovisual mexicano: los campesinos, los mariachis, las madres amorosas, los parientes pobres, las autoridades corruptas y demás son vistas desde el tremendismo y la burla. Incluso en la propuesta actoral se da el caso de varios protagonistas interpretados por los mismos actores. Así Damián Alcázar personifica al padre de Pancho y a sus dos hermanos, el gobernador y el sacerdote del pueblo. Como hiciera Pedro Infante en Los Tres García (1947), en estos trillizos están representados el campesinado, la autoridad y la iglesia, las tres codiciosas y en pugna por el poder.

¡Qué viva México! cómo una critica social
es una película extensa sobre el descontento social, que orienta sus reflexiones definitivas hacia la familia y la mira como una institución fundamental y por ello igualmente enviciada por la codicia y los nacionalismos exacerbados e improductivos. El título además de hacer referencia a una arenga popular, es un guiño a la película homónima inconclusa que dirigiera el cineasta soviético Serguei M. Eisentein a inicios de la década de 1930. Esta iba a ser una obra que reflejara la identidad mexicana desde lo prehispánico hasta el ímpetu de modernidad de la revolución mexicana.
Por el contrario, y con noventa años de distancia, Luis Estrada muestra la decadencia y el fracaso en el tiempo de esta revolución, finalmente sofocada a causa del intervencionismo económico extranjero. Quizá esta no sea la mejor película de Estrada, pero es la más sincera y desalentadora al hablar sobre sus propias convicciones y el sentir sobre su país.
Ficha técnica de ¡Qué viva México!
- Nombre: ¡Qué viva México!
- Año: 2023
- Duración: 191 minutos
- Dirección: Luis Estrada,
- Reparto: Alfonso Herrera, Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Ana de la Reguera, Ana Martín